sábado, 8 de noviembre de 2014

La Blusa Culebrera

Esta blusa la tengo desde hace marras!!. Si mi memoria no me traiciona la compré en el outlet de
Naf-Naf de la Zona Industrial más o menos en el 2006 cuando era joven y bella y aún vivía en Bogotá. No solamente me gustó el precio de ganga, sino la forma cruzada que tenía.

Ocho años después la encontré en el clóset y me dió mucho pesar desecharla, primero porque es de las pocas prendas hechas en Colombia que conservo, lo que quiere decir que son de mucho mejor calidad que las que he encontrado aquí. Incluso el color aún está bastante bien conservado y eso que ha aguantado lavadas, planchadas y dobladas, como no se dan una idea. Lo segundo es que a pesar de que sentía que no me quedaba muy bien, tiene unos toquecitos particulares como el elástico en los hombros y el estampado en la esplada que me gustan. Así que reuní mis hilos, agujas y tijeras para empezar el proceso de reanimación de esta vieja amiga que me acompañó en tantas rumbas y resacas.

La blusa es 90% algodón y 10% elastano. Como ya se pudieron dar cuenta, me llega hasta las caderas y tenía dos laaaaarrrrgas tiras hechas de la misma tela que sostenían el cruce, envolvían el cuerpo y remataban atrás o a medio lado en algún tipo de moña que uno le hiciera. Ocho años atrás cuando era más delgada y aún mi cosecha de bananos en la cintura no estaba tan avanzada el envoltorio de las tiras no se veía taaan mal. Pero ahora pues... digamos que las empanadas, arepas y otras delicias que me he comido están dando sus frutos... y si a eso le sumamos un embarazo pues... las tiras ya me hacían ver como si estuviera siendo atacada por dos pitones hambrientas que en vez de comerse mis bananos, se alían con ellos para hacerme ver como el muñeco de Michelin.

Lo primero que hice para rescatar mi blusa de la muerte y posterior sepultura en la basura, fue medirmela bien y establecer los puntos en los que el cruce favorecía mi figura, como pueden ver en la foto, el primero es el vértice del cuello en V y el segundo es al lado derecho, a la altura de la cadera. Este punto lo aseguré de una vez cosiéndolo a mano para poder cortar la primera pitón que era la que hacía en cruce en el interior de la blusa (Casi no se nota pero la tengo agarrada con la mano derecha en la cadera). Acá sólo hice dos puntaditas en cada extremo con el hilo porque no quería que se viera todo el largo de la costura como vil cicatríz de cirugía.

Una vez aseguré el cruce interior era hora de asegurar el exterior. Puse la blusa sobre una mesa para que quedara bien plana y siguiendo la costura del dobladillo que ya tenía la blusa originalmente, empecé a coser y unir la tela.  Cuando terminé la costura, corté la segunda pitón dejándole un centímetro de los plieguecitos que me pareció se veían boniticos. Luego me acordé que había comprado unos tachecitos decorativos en Walmart y se los agregé para darle a la blusa un toquecito llamativo después de semejante amputación.

La chica que me cuida la espalda también quedó estrenando aretes. Y voilà! salvé a mi fiel compañera de parrandas! ahora es una señora como yo... una blusa descomplicada para estar en la casa los sábados o domingos pero que al mismo me permite salir a hacer algún mandado o recibir alguna visita que llegue de improviso.


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